Ayer (6 de enero 2015) tuvimos un devocional con la
asistencia del hermano Netzhualcoyotl Salinas, Setenta de Area que fue hace
años Presidente de Misión en Mérida Yucatán, quien nos contó la siguiente
historia que trataré de recordar:
Tenía un misionero que tenía problemas para aprender, y
era muy lento para hablar en ingles, en español era todavía peor. Cada vez que
tenía que decir una frase más o menos larga sufría lo indecible para poder
hacerlo. De hecho, para hablarla tomaba ambas manos en frente de él, las movía
de arriba a abajo, cerraba los ojos y
hacía el esfuerzo enorme para completarla.
Cada vez que lo entrevistaba, el misionero le preguntaba,
¿cuándo voy a ser compañero mayor? El presidente le contestaba, eso no es tan
importante, ya llegará el día.
Cuando tenía 19 meses en la misión, sintió que debería
llamarlo como compañero mayor, y así lo hizo, con todo el temor que sentía por
la incapacidad del misionero. Un poco después reicibió la noticia que el
misionero iba a bautizar a un investigador que había investigado la iglesia por
22 años pero nunca se había bautizado. El bautismo se efectuó, y el presidente
llamó al hermano para preguntarle sus razones de bautizarse. Esto es lo que le
contestó, “gracias a ese misionero que me hizo sentir la necesidad de hacerlo”.
Pero, ¿qué le dijo el misionero? “No lo se exactamente,
porque tenía tanto problema para decir las cosas que nunca le entendí nada”,
fue su conestación. Pero entonces, ¿qué fue lo que pasó? “Pues simplemente, que
al escucharle y verle sentí que la Iglesia era verdadera como nunca antes lo
había sentido, y fue tan grande ese sentimiento, que me transmitió este buen
joven, que lo sé con absoluta seguridad que la Iglesia es verdadera y por ello
ya soy miembro.
Obviamente, lo que siempre les decimos a los misioneros es
que deben tener la compañía del Espíritu Santo, quien es el que en realidad
convierte a las pesonas. En este caso es totalmente palpable que eso es lo que
sucedió; este misionero lo que le faltaba como individuo, lo tenía precisamente
por ser lo que era, y tener esa compañía con él.
Habemos muchas personas que sentimos la incapacidad de
hacer algo, y entre los misioneros, algunos se comparan con otros que están
dominando el idioma y el aprendizaje más rápido que ellos, y ha habido alguno
que se regresó a casa porque insistió que era imposible para él el aprenderlo.
No, no es así, todos podemos hacer lo que el Señor nos ha mandado, si
simplemente confiamos en Él, y hacemos nuesro major esfuerzo.
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